jueves, 1 de diciembre de 2016

REALIDADES Y FICCIONES—Revista Literaria—
Nº 27 — Diciembre de 2016 — Año VII
ISSN 2250-4281



Inscripción gratuita como LECTOR
si escribe a zab_he@hotmail.com
indicando nombre y apellido, ciudad y país
(se le avisará cada nuevo número trimestral).

“Eurípides”
Mónica Villarreal (2016)
(Técnica mixta sobre papel, 30 cm x 22 cm)
Serie “Poetas Clásicos Griegos”

Sumario
• “Book of Pieces”, nuevo libro del estadounidense Robert Roth. (Luis Benítez)
• De la utopía socialista a la reunificación alemana. Eugen Ruge, “En tiempos de luz menguante. Novela de una familia”. (Anna Rossell)
• Una península en continuo desarrollo literario. Segunda parte. (Adán Echeverría).
• El aporte histórico en la narrativa de Manuel Mujica Lainez. (María Amelia Díaz)
• Publicar para el público. (Jorge Alberto Collao Galleguillos)
• José Gaos: Pasajero en tierra. (Alberto Espinosa Orozco)
• Nuevos colaboradores de Realidades y Ficciones:
• Jorge Alberto Collao Galleguillos, La Serena (Coquimbo), Chile.
            • Alberto Espinosa Orozco, Victoria de Durango (Durango), México



BOOK OF PIECES, NUEVO LIBRO DEL
ESTADOUNIDENSE ROBERT ROTH
Luis Benítez ©

La editorial And Then Press, de Nueva York, acaba de publicar un nuevo libro del autor estadounidense Robert Roth (1943), titulado Book of Pieces (en idioma inglés, ISBN 978-0692747858). Sus 324 páginas, además de los textos propios de Roth, incluyen un prefacio de la poeta, escritora, artista, pensadora, periodista y productora de medios Carletta Joy Walker y un epílogo de la escritora, activista cultural y educadora Myrna Nieves, así como colaboraciones de Anne Forer, Tobin Simon, Bernie Tuchman, Kato Laszlo Roth y Arnold Sachar.
A Robert Roth le debemos los lectores un libro anterior, Health Proxy (ISBN 978-0-938999-23-0, Yuganta Press, Stamford, Connecticut, Estados Unidos, 2007, ver: www.yuganta.com), donde ofrece el relato directo de su encuentro con diferentes tipos humanos, residentes en la Gran Manzana; una interesante recopilación de apuntes sobre la desesperación, la enfermedad, el dolor y la esperanza en el mundo contemporáneo.
Robert Roth
En la contracubierta de su nuevo libro Roth especifica las características generales del volumen: “Al llegar a la conciencia política había imaginado un movimiento radical similar a los mendigos de marzo en ‘La Ópera de Tres Centavos’. [1] Sería un hogar, un lugar para reunir a los despreciados, lo grotesco, los marginados, personas con dolor, los parias. Juntos amenazaríamos a la sociedad en nuestro propio ser, en nuestra aceptación misma de la humanidad del otro, en nuestra belleza esencial y desafío. Mi participación en esta marcha abarca décadas de mi vida. Book of Pieces es una combinación de ficción, prosa personal / político, una entrevista, un libreto y algo de poesía. Escribí la primera pieza, “En la audiencia” a fines de los ’70, cuando tenía 37 años. La última data de 2016, a mis 72”.
Más allá del apretado resumen del autor, Book of Pieces ofrece un dilatado panorama de impresiones, precisiones, observaciones, descripciones y narraciones realizadas por Roth a lo largo de casi cuatro décadas, cuyo escenario principal es Nueva York, la ciudad donde nació, aunque también intervienen otros escenarios, incluyendo los propios de algunos de sus viajes (como ejemplo, la sección titulada Argentine Journal, págs, 144-152, que refiere el viaje realizado por el autor a la Argentina, en agosto de 1992). Así es posible captar, a medida que avanza la lectura, las modificaciones producidas en el modo de vida de los múltiples protagonistas de las historias referidas en el libro, personas comunes que son atravesadas en su personalidad y su conducta, en sus circunstancias particulares y en sus interacciones con el medio y los demás por la agudísima mirada de Roth, invariablemente atenta a los mínimos detalles, pues bien sabe el escritor que son esas señales las que develan el conjunto.
Es difícil y hasta innecesario definir el género literario al que pertenecen estos escritos, notas sueltas, glosas completas, que componen Book of Pieces: de mejor modo podemos señalar que pertenece claramente a la prosa posmoderna, que se saltea definitivamente las antes tradicionales diferencias de género, para brindarnos un ágil vistazo de la realidad no aparente, la escondida detrás de las fachadas del mundo contemporáneo. El dolor, la angustia, la enfermedad, el humor, el desconcierto, las ansias de libertad, las contradicciones políticas y sociales, la sexualidad, el arte y el deseo de las mujeres y los hombres de nuestro tiempo (así como las mutaciones que han sufrido esas particularidades con el paso del tiempo, como ya referimos) están presentes en Book of Pieces, sin que la narración general se convierta en un mero relevamiento de sujetos y circunstancias. Es que, aquello que eleva el contenido de todo el volumen a territorios que definitivamente pertenecen al campo de la literatura es la capacidad de Roth para interpretar los resortes secretos del espíritu actual, labor que ejerce merced a un permanente trabajo de alusión y elusión. Del buen uso de este procedimiento proviene el hecho de que Roth no incurra jamás, en las más de 300 páginas del libro, en ese grave defecto discursivo que contamina buena parte de otros textos que intentan lo que Book of Pieces: la enunciación directa de los criterios del autor, la explicitación forzada de su imagen del mundo desde el punto de vista de lo político, lo social y lo específicamente humano.
De particular interés para el lector resultarán las páginas consagradas a la sección Notes of an Unknown Writer (págs. 14-37), tomadas de un diario personal escrito por el autor entre agosto de 1988 y marzo de 1989, donde la prosa de Robert Roth va describiendo el día a día de su existencia, en su doble condición de persona propiamente dicha y de escritor, ya promediados sus 40 años de vida.
En resumen: se trata de una obra altamente recomendable, si es que queremos comprender en profundidad el sentir y el modo de vivir el mundo de nuestros contemporáneos, sin que las diferencias de país, idioma, costumbres y referencias sean ningún obstáculo para ello. El alcance de lo escrito por Roth en Book of Pieces es definitivamente universal y quien lea su libro así lo confirmará.

[1] La Ópera de Tres Centavos (en alemán, Die Dreigroschenoper), es una obra teatral en un prólogo y tres actos, con música de Kurt Weill y libreto en lengua alemana de Bertolt Brecht, en colaboración con la traductora Elisabeth Hauptmann y el diseñador de escena Caspar Neher. Fue adaptada de la ópera de baladas del siglo XVIII británico titulada La Ópera del Mendigo, de John Gay, y constituye una crítica marxista del mundo capitalista. Se estrenó en Berlín el 31 de agosto de 1928, en el Theater am Schiffbauerdamm.

Currículo de Luis Benítez en Suplemento de Realidades y Ficciones Nº 64:




DE LA UTOPÍA SOCIALISTA A LA REUNIFICACIÓN ALEMANA
Anna Rossell ©

Eugen Ruge, En tiempos de luz menguante. Novela de una familia.
Traducción de Richard Gross,
Anagrama, Barcelona, 2013, 394 págs.

Encomiable esta novela de inspiración autobiográfica de Eugen Ruge (Sosva, Urales, 1954) que, de modo parecido a La Torre, de Uwe Tellkamp —publicada también por Anagrama—, narra la evolución de la República Democrática Alemana (RDA) a través de cuatro generaciones de una saga familiar perteneciente a la nomenklatura. Partiendo de una historia que es la propia, Ruge arma con maestría la trama novelada de la que fue su vida y la de su familia, desde la emigración de los abuelos comunistas a México, su regreso para contribuir a la construcción de la nueva república alemana, hasta poco después de la caída del muro y la reunificación, ambientada ya en la nueva Alemania, en la que crecerá el biznieto. El autor reúne a sus actores en escenarios idóneos para su fin, las fiestas familiares a las que asisten representantes gubernamentales, para mostrar la diferencia ideológica entre personajes y sobre todo entre generaciones. Medio siglo de historia desfila ante nuestros ojos: la construcción de la RDA, la huída de los hijos a Moscú, la deportación a un campo siberiano, la restalinización, la perestroika y el final del sueño socialista.
Eugen Ruge
Como avanza el título, que condensa bien el contenido, el lector asiste a la degradación del socialismo utópico, convertido en socialismo real, a través de los representantes de cada una de las cuatro generaciones. Sin embargo el autor no se debate con sus predecesores en un ajuste de cuentas. Lejos de afanarse en culpabilidades, aunque sin rehuir los naturales reproches políticos de los hijos a los padres, sabe dibujar con fino sentido del humor y distancia los defectos de sus personajes, consiguiendo una narración ecuánime y objetiva según el punto de vista de cada cual, al tiempo que muestra sin ira el trazo caricaturesco que tenían muchas actuaciones de la primera generación de adictos al régimen acólito de la Unión Soviética.
Si bien Ruge se integra a sí mismo en la ficción bajo la figura de Alexander Umnitzer —Sasha—, nacido como él en 1954 y como él emigrado al oeste en 1989, la narración no adopta como eje su punto de vista. Uno de los méritos de la novela es precisamente su arquitectura perspectivista, que no responde a un tiempo lineal, sino que organiza los capítulos saltando cronológicamente hacia delante y hacia atrás, sirviéndose para cada uno de un personaje central distinto.
Ruge, que a partir de 1989 se dedicó exclusivamente al teatro, hace gala de sus conocimientos dramatúrgicos, tanto en la organización escénica del material narrativo como en el virtuosismo que despliega en el dominio del estilo indirecto libre y de los diferentes registros que maneja en función de la edad y el carácter de sus protagonistas, estilo que vierte con muy buen arte al español la traducción de Richard Gross.
Cuando se publicó en su país de origen, en 2011, la novela había sido merecedora del premio alemán de literatura más prestigioso, el Deutscher Buchpreis. Eugen Ruge, que acaba de publicar en su país su segunda novela, Cabo de Gata (Rowohlt), es autor de numerosas obras dramáticas para la escena y la radio, así como traductor especializado en Chéjov.

Currículo de Anna Rossell en Realidades y Ficciones – Revista Literaria Nº 11:



UNA PENÍNSULA EN CONTINUO DESARROLLO LITERARIO
Adán Echeverría ©

SEGUNDA PARTE

(La primera parte de este artículo puede leerse en Realidades y Ficciones Nº 26:



Alejandra Sustersick. Mérida, Yucatán, México. 1985. Licenciada en Comunicación.

AGONIZANDO
En la uniformidad de mis recuerdos
en parámetros superpuestos híper-puestos
de mi ser consciente de sí mismo
de sus extremidades reflejas
del jugo de tu sexo y tus dedos en mi boca estallando
de mi luz tu luz tu miedo
con las manos húmedas de frio turbulento
el temblor nocturno nos sostuvo
Una secuela entona llanto en violines deslizándose suavemente
por la eternidad de las cobijas mojadas
apretando el puño el grito mudo y el desglose del sentido se alarga
He de gritarte desde el centro de todo
para sobrevivir nos
—recoge mis restos en tiritas dispersas se han volado
pronto dejaremos de temblar—
¿Y si mis pensamientos son tintineantes acordes de piano en pentatónica?
¿Y si temo perderte espuma rosa flor de loto atisbada por el tiempo?
porque al perderte
me ahorro el capítulo del desagrado

II
La consecuencia de mirar hacia atrás ha sido placentera
los círculos de luz que emanan de la puerta del cuarto
expanden luminosidad al viento
Cierro los ojos
la cabeza es antena de neuronas
torcidas entre su propia nitidez de luciérnaga explosiva noche
así el flash back
así la neurona palomita de maíz
¡pop!¡Pop! ¡POP!
Te vi manosear mis piernas
mientras mi vagina temblaba
tartamudeante estrella en firmamento placentera
la verdad es que nunca había llegado tan lejos
la verdad es que nací flotando en universo paralelo
la verdad es que no hay verdad    ni mentira
oídos sordos
sordo momento cuando sonaron las botellas en el suelo
otra vez silencio           cuando tus ojos
cuando tu mano en todo hueco    mi lengua en todo hueco
penetraste          agonizando         vimos que se fragmentase el cielo
mis caderas en escurridizas vibraciones destellos siderales
abro los ojos                continuamos desnudos
las sábanas aun mojadas

se refracta          por la ventana
el cielo
la observo           y de cabeza
bocarriba
se refractan        cargadas de grises
las nubes
se refractan        cuando pasan
las aves
¿A dónde irán?

III
Cantan cuando caen
las gotas de lluvia en el tejado
el chorro de agua salpicando el suelo
mojando el pavimento
mi rostro
ensangrentado se deshace como gota submarina en pecera de asfalto
A veces la analogía de la verdad no es agradable
ninguna metáfora haría que se viera más bella
¿a dónde la vida de locos?           ¿a dónde el soñador?
en el escusado se sentó a llorar escondido tras una ciudad de roedores
que ególatras despellejan todo alrededor
¿a dónde la tumba del pasado los traidores y los desolados?
¿a dónde la vida sin compasión sin alma?
Los intestinos de la tierra se deslizan
en nuestros pasos bajo mi cuerpo mordaza
sufro la precipitada muerte mientras grita de dolor pero nadie se da cuenta
caminan demasiado rápido para percatarse como
de a poco se queda sin vida

SUS LATIDOS SE ALEJAN DE SU PROPIA SUPERFICIE
mis latidos se acercan al vacío
¿Qué ocurre con la desgracia?
¿Qué ocurre con uno mismo?
Maldición ¿qué le ocurre a este mundo que perdido se va hacia la nada?
¿Qué se ha hecho a sí mismo el hombre que ha quedado hueco?
¿Qué se derrumba qué muere qué dispara?
Todo podría tener sentido
Todo podría ser un engaño
Una silueta temblorosa desvanece en mi memoria ríe mientras se aleja
se convierte en insecto moribundo petrifica a sus presas
Se las come
¿Qué pasa
qué ha sucedido?
electrones que forman fuego queman
mañana la incertidumbre
el pasado turbio enloquecerá a la luna
a los que caminan a media noche bajo su agonía
Es abrir a la noche por las patas y perdernos en su orificio
evaporar sentidos en olores ambiguos
es como regresar a abrir los ojos
recordar ensimismar gritar con rayos y luces de sabores
es desconocer temer reír desquiciar              y turbar
masacrar
perseguir
amar
perder
seguir
olvidar
traspasar
Agonizando en los tobillos
pensando grieta
piedra lobo
aullido

SE VUELCAN ASTROS
De espaldas boca abajo la vía acuosa del recuerdo
ensordecido viento acicala un trozo de alucinación
Se Parece a Ti
cuerpo del cuerpo voz de voz
corrosión de fluidos y voltaje
roen desde el sitio desconocido
herirpenetraresconder
caerá desnuda la tarde celeste de un cuadro en un balcón
una escena de dos cuerpos translúcidos
colores adentrados
colores en la piel del planeta que grita
insoportablemente tiembla
en la profundidad del cuarto
en el espejo
donde ya no reconozco mi rostro
donde ya no me hace sombra tu cuerpo
en el sofá donde te esperé diez años
un florero roído por el viento
lleno de cenizas

PAISAJE NEGRO AZUL
la boca repleta del viento que atardece
a lo lejos un muelle con luces
(verdes y rojas)
¿Quién estará gritando al otro lado?
¿Quién permanece desnudo sobre el muelle?       —quién—
¿Qué deviene la materia del sol y de la aurora?

Se encajan los zumbidos de mil hombres enroscándose en el agua
el aroma del azar
la nostálgica llamada
ensangrentada luna que revienta
cayendo sus pedazos en el agua

Estoy perdida en mi propia mente
en mis paisajes
En

lo

oculto

Estoy trotando en el viento y lluevo
y me deshago
y los hombres
y las mujeres
son igual de grandiosos
se encapullan y se besan              se despiertan entre ellos
No callan             pertenecen a un gemido perpetuo
un grito melódico
una sinfonía letal
un susurro de los dioses
un canto una alabanza
una imagen
La corteza del mundo
flotando
ce                                                    e
cor             do                                                    r
tán                       en                        i
el      a



Jesús Manuel Crespo Escalante. Temax, Yucatán, México, 1984. Colegio de Bachilleres Xoclan (Cursó dos años en la Licenciatura Literatura Latinoamericana en la Licenciatura Literatura Latinoamericana en la Universidad Autónoma de Yucatán). Ha publicado en revista electrónica sinfín y delatripa: narrativa y algo más. 

ENAMORAMIENTO
DÍA LUNES
Hace un buen de mal
que no me escribe
ni yo le hablo
pero hace más de un buen de bien
que callo muchas cosas
que me las guardo
aquí en el corazón
en el hígado
aquí en los pulmones
y que no se escapa para nada
ni quiere paraqué
solo hace un buen de mal
que no la miro
que no la espero
que no la olvido.

DÍA MIERCOLES
Esta soledad no es mía
ni esta tristeza tampoco
ni esta nostalgia, abrazadora; puta, coqueta.
Ni estos versos a lado mío
ni esta mujer desnuda
que me empierna la vida con su cuerpo,
con su risa sonrisa, sus labios,
con sus besos y mis besos.

Esta mujer nunca será mía
ni queriendo, ni soñando,
nunca será mía, solo mía, siempre, jamás.

Pero, obvio que sí,
yo siempre seré suyo, siempre,
y en casos generales que me olvido,
triste y borracho,
en algún recuerdo como este.

DÍA JUEVES
Si bien, esta noche es una sola noche
pareciera que al cerrar los ojos
fueran muchas noches en un solo sueño.

Pareciera más allá de aquí
que todo fuera una sola tristeza
para muchas nostalgias
hasta un solo recuerdo el que me jode
con su existencia y su insistencia.

Pero no, amor que duermes y sueñas sin mí,
nada es una sola cosa, ni tu ausencia,
ni la noche, ni mi insomnio.

DÍA DOMINGO
Qué triste es estar solo
refugiado en los brazos del frío
haciéndole el amor al tiempo
fumando la ausencia
bebiendo gota a gota el silencio
el espantoso silencio que amena la llegada del olvido.

Qué triste es estar solo.
Saberse solo, sentirse solo, mirarse solo.
Caminar por los pasillos
mirando el reloj (como si se esperara algo)
muriendo de nada, soñando contigo.

Qué triste es estar solo
refugiado en los brazos del frio
buscándote a mi lado, esperando tu cuerpo desnudo.
Pero es aun más triste darse cuenta
despertar al otro día y lo mismo.



Daniela Eugenia. Mérida, México, 1980. Profesora de literatura a nivel bachillerato. Columnista en el portal de noticias Encuentro Digital. Practicante de yoga, y aprendiz de fotógrafa, escritora y editora. Ha publicado narraciones y poemas en portales y revistas electrónicas delatripa: narrativa y algo más; en la revista Arché (Colima); Diario del Sureste (Mérida, Yucatán), Blanco Móvil y Xilote (Ciudad de México), Agitadoras y Almiar (de España).

MATICES
Un edifico alto, vigoroso
asoma a la distancia
y los matices de la ciudad me abruman.
Tanto sufrimiento, tanta miseria
me pregunto ¿seré parte de ello?,
¿alguien me mirará con pena?

En cada esquina las flores se marchitan
el niño con la caja de chicles y cigarros
ese anciano que todas las mañanas
me pide una moneda
la mujer del bastón mastica un pan
y lo ciegos agitan sus canastas.

Todas las mañanas los mismos caminos
la pobreza desprendiéndose
y el ruido de mis tacones
hacen eco a cada paso.

ES VIERNES
las gotas de lluvia golpean la ventana
la humedad danza entre mis piernas
como tus dedos lo hicieron alguna vez.

¿Recuerdas?
días de agua interminables
de aquella mujer limpiando la azotea
y tus manos trémulas recorriendo
los espacios de mi cuerpo.

Es viernes y llueve.
Recuerdo…
nuestra existencia se unía en el sofá
y el ruido de las goteras
se perdían con los suspiros,
aquella casa sus filtraciones
y los libros a salvo sobre la mesa.

Esta mañana gris
tú no comprendes la tristeza de mi alma
que se dibuja con cada gota que cae
no es martes, ni jueves…
y mi multiplicado amor evoca tus sentidos
cerraré los ojos y pensaré…
Es viernes y solo llueve.

TOCARTE ES LO QUE SE NECESITA
Podría dejarte morir al declinar el día.
Olvidarte sobre una banca en una noche de abril.
tan frío y tan lejano como te siento ahora
¡qué importa!

Tocarte es lo que se necesita,
fumarnos un cigarrillo a las diez de la noche
o mirar dilatadas tus pupilas cada mañana

Tocarte es lo que se necesita,
sentir en mis manos el bullir de tu sangre
y preparar el café de las siete.

Son las nueve y me río de mí
me fumo el cigarro y me bebo el café
podría dejarte morir
pero te envuelvo con el calor
de mis piernas
y el dolor de las horas caídas
de ausencia.

LA CARICIA A LA AUSENCIA
Yo lo sé
eso de no sentir nada, tener en vez de un corazón,
sombras, rumores
olvidar el beso de despedida
qué más da.
No tiene sentido prolongar la caricia
la mañana empieza a clarear y las sabanas son frías.

Yo lo sé
algo en la noche nos miente
nos hace pensar en un vago sentimiento olvidado
pero nuestras espaldas lo dicen todo
tan cerca y un abismo entre ellas.

Yo lo sé
cuando todo es metódico, sombrío
y se besa la caricia sin sentir nada.
Una noche quédate en la soledad de mi océano
seamos uno,
uno con la caricia, con el beso, actuemos,
y después, al despertar, vivamos desde el abismo del olvido
vivamos sin saber el uno del otro
así, tan lejanos,
que si sabemos más morimos
que si leo en tus ojos un poco de luz, me pierdo.

Yo lo sé
es aún noche, mi ombligo cobija tus dedos complacido
hagamos,
hagamos como que somos uno
como que es lo cotidiano mi cuello sobre tu brazo
mi pelo haciéndote cosquillas en la nariz.

Ahora lo sé
lo siento, el palpitar de un corazón gris
perdido sobre unos pasos que hacen eco
en una calle vacía
de una mañana como todas.




Anel May Salazar. Mérida, Yucatán, México. 1980. Licenciatura en Inglés y Maestría en Español de la Normal Superior de Yucatán. Doctora en Investigación Educativa por la Universidad Juárez COPESEC de Campeche.

JURAMENTO
Juro por Dios, por mi vida
Y por todo lo que soy,
Que haré oídos sordos a tus palabras,
Que haré inmune mi cuerpo a tus caricias...
que mis labios renieguen de tus besos...
que mis ojos ya no busquen más tu imagen...
Que haré lo posible, por sacarte de mi alma,
y hasta lo imposible, por dejar de amarte.

RINCÓN DE LUNA SE LLAMAN TUS BESOS,
que encienden la luz de mi alma,
triste y sombría y
derrama lágrimas de plata a la noche.
Rincón de luna le llamo a tu cuerpo
que habla el mismo idioma que el mío
y siempre responde a su llamado.
Rincón de luna llamo a tus notas
que inundan mis oídos
me transportan a mundos del peyote
me hablan de tus tiempos...
del mar la vida el silencio.
Y extasiada por la luz de la luna
bailo alrededor de ti
ataviada del color de los sueños
emprendo la carrera a tu mirada
al compás del firmamento
convirtiéndonos en huracán tornado,
nos confundimos y nos deshojamos...
Cuando la calma llega
me quedo dormida en un rincón de la luna
soñando de nuevo con tu cuerpo...

SERPENTINA DE ASFALTO
Te miro serpenteante y caliente
mientras las ruedas del vehículo
atraviesan tus entrañas.
El viento me golpea el rostro
mas no mitiga el calor
—bochorno—
El vapor que tú despides
ante el sol del mediodía.
mientras avanzo y te miro

Otro conductor me rebasa
y pienso ¿será que te observa?
¿que te siente? ¿será que a él también
le haces fiestas?

Mientras te observo
parece que me retas
tu poder me invade
y quiero dominarte
dominar la velocidad
del silencio
El acelerador se hunde bajo el peso
de mi pierna hasta el fondo.
Quiero vencerte
para que me admires
y no sentirme menos
a tu lado.
Y comprendo
que eres noble y bondadosa,
similar a ese destino...
tendré que atravesarte
divago conduciendo.....



María Jesús Méndez. Mérida, Yucatán, México. 1980. Ingeniero en electrónica por el Instituto Tecnológico de Mérida (ITM).

NO.
No, si las risas estruendosas son maullido de mi gato.
No, si soy quien olvida ¿de verdad pasó? la que inventa sensaciones
de noches pasadas.
No, si tengo que insistir en limpiar paredes impregnadas de últimos abrazos.
No, si quiero esconderme y apagar el sonido de las horas.

No, si quiero gritar:
¡el sol quema demasiado, el mar escupe, el viento solo es brisa!

No, si digo adiós y camino pisando mis huellas,
retorno continuo.

REDES
Este cerebro mío,
masacre con desvelos recurrentes.

Neuronas sin lágrimas miran el sepelio,
mis piernas no se mueven,
mi mente en otra sintonía.

Telarañas se pegan a mi piel,
lo ignoro porque no es tendencia.

Aguardo una posición del GPS, que el otro responda,
que su corazón lleno de sangre, escupa humanidad.

Por momentos, ingenua
me visto de sobreviviente.
Es inútil, ingresó “Enter”,
el telón abre de nuevo a 32 pulgadas.

REALIDAD
Frente a mí, un closet,
a la izquierda, un pedazo de cielo.

Las casas de interés social arrasaron el canto del gallo,
aun las lágrimas por el cambio de pañal,
no topan un minuto de mi reflexión.

¿Soltar las sábanas?
¿Por agua caliente, por días libres?

No
mejor funcional como ayer,
nada de maquillaje,
antitranspirante en las axilas,
uniforme,
clotch,
y acelera.

Pasadas las nueve
los niños ya no desfilan al colegio,
y mi trabajo sigue siendo
un contrato de ocho horas.



Roberto Cardozo. Yucatán, México. 1975. Es profesor de matemáticas. Ha publicado la plaquette de poesía En los ojos la noche (El drenaje, 2011). En revistas de poesía como Rojo Siena (2014) y se le puede leer brevemente en la antología de Microrelats Negres del Centro Cultural La Bòbila (Barcelona, 2012). Participa en el Consejo Editorial de la revista delatripa: narrativa y algo más. Incursiona en el cine como realizador y guionista con el cortometraje Espejo Retrovisor (2014) y en el marco del FICMY 2016, como el Festival de Cannes, estrenó el cortometraje En Venta, que marca su debut como director de fotografía.

DECIR ADIÓS
Cuando agitas las manos para decir adiós, estás borrando los recuerdos.

EL FRÍO MUERDE
a veces más allá de la piel
y yo me refugio en la calidez de tu boca.

YO ASESINÉ AL DIABLO
y me amarré su cola en la cintura
para espantar a las buenas conciencias.

UNA NUBE
al sur de la ciudad
relampaguea incesante
malhumorada
solitaria
y no quiere anunciar la lluvia.

INÚTIL.
“Escribir poemas es tan inútil como la vida misma”
Marco Fonz
Y yo escribo para el día
inútil también
en que la muerte y yo compartamos la taza de café
cuando de mí quede una fotografía triste
que no puede huir de la veladora.
En esta vida en la que todo es en vano.

DEJÉ DE SONREÍR
a los que me visitan
y no me conmueve
una lágrima
y una flor
depositada
sobre mi cabeza
de piedra.

SALA DE ESPERA
Esta es una sala de espera
es una herida abierta que los doctores no detectaron
dicen que estoy enfermo de algo
el medicamento no funciona
cierro los ojos
duermo
finjo que duermo
camino por el jardín de cerezos que un día me dijiste
me pregunto qué pasaría si estas personas
se dieran cuenta que mueren
cada vez que se alejan
y me quedo con el frío
y con mis muebles incómodos
Esta es una sala de espera
los verdaderos enfermos llegarán a la hora de visita.

TRAICIÓN.
Comenzaron a brotar flores en mi cabeza
carnívoras
dolorosas hormigas marchando sin prisa
cada una con mil historias
que me he negado a escribir.
Ahora devoran mi cuerpo
desbordan mi piel sobre ríos de lava
me reclaman
me enjuician y declaran culpable
me castigan explotando por los poros
como dolorosos partos epidérmicos
Son las palabras
y las he traicionado.

GÉNESIS
Cuando la rabia desborda
salpica sangre mierda semen
y esas cosas que ustedes llaman lágrimas
cuando la rabia comienza salpicar tinta
desgarra la hoja en blanco
en la herida se abre la boca
el dolor fecunda el espacio vacío
de las cicatrices nacen libros.

Currículo de Adán Echeverría en Realidades y Ficciones – Revista Literaria Nº 26:




EL APORTE HISTÓRICO EN LA NARRATIVA
DE MANUEL MUJICA LAINEZ
María Amelia Díaz ©

En la década de 1980 ante los avances de la lingüística, algunos académicos comenzaron a plantearse el problema de que el relato histórico estaba en crisis y que su problema básico era justamente la relación entre el discurso narrativo y la representación histórica. Esta ruptura se haría evidente cuando las teorías sobre el discurso disolvieron la distinción entre el discurso ficcional y el real.
Manuel Mujica Lainez
Hayden White planteó el problema de la siguiente manera: “esta relación [discurso narrativo y representación histórica] se convirtió en un problema para la teoría histórica al comprender que la narrativa no es un recurso discursivo neutral que puede o no ser utilizado para representar los eventos como procesos, sino que supone escogencias ontológicas y epistemológicas con implicaciones políticas e ideológicas.”
Hayden White
Por su parte Paul Ricoeur en su intento de combinar la descripción fenomenológica con la interpretación hermenéutica, se preguntó si la historia y la ficción no aportan dos respuestas diferentes pero complementarias a la discordancia entre lo que él llama tiempo mortal y tiempo cósmico. Y llega a la conclusión que la respuesta de la historia es la reinscripción del primero sobre el segundo, y que la respuesta de la ficción es inventar variaciones imaginarias relacionadas con la fisura que separa las dos perspectivas del tiempo.
Paul Ricoeur
Justamente creemos que estas opiniones se basan en la convicción de que la realidad de lo histórico jamás podrá ser representada en forma coherente en su totalidad, lo que rompe con la concepción de una “verdad” histórica absoluta y objetiva. Por estas razones es que llegado este punto es bastante necesario conocer y reafirmar los conceptos de Historia y Literatura. La Historia es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado de la humanidad y como método el propio de las ciencias sociales. La Literatura es el arte que utiliza como instrumento estético la palabra. Por extensión, se refiere también al conjunto de producciones literarias de una nación, de una época o de un género.
Ambas comulgan en el relato, que hemos definido como no objetivo, ya que toda obra literaria no fantástica, se apoya siempre en un contexto al que también podemos denominar histórico.
Con el boom de la novela histórica este debate se ha profundizado y podemos afirmar que muchas novelas poseen un trasfondo verosímil que ha llevado a su autores a largas investigaciones tendientes a sustentar la obra, estas investigaciones suponen la mayoría de las veces una indagación y un trabajo de campo que se emparientan con el trabajo del investigador histórico, con la diferencia de que a través del documento, el historiador se somete a lo que en determinado momento sucedió y el novelista puede moverse por el tiempo a su antojo haciendo además el aporte estético del lenguaje.
Podemos afirmar entonces que la diferencia entre el discurso de la ciencia histórica y el de la novela histórica consiste en que en esta, la organización de los hechos es descriptiva más que analítica y su interés primordial es el ser humano y no las circunstancias en la cual la organización del material es una secuencia cronológica centrada en el contenido, el resultado de una historia coherente.
Claude Bremond
C. Bremond, define el relato como “...discurso que integra una sucesión de acontecimientos de interés humano en la unidad de la misma acción”. La apostilla de interés humano, señala con claridad (en un momento en que la fiebre narratológica se orienta hacia el estudio de los mitos, fábulas, leyendas, lo maravilloso, en suma) que el paradigma interpretativo corresponde siempre al hombre y se lleva a cabo a la luz del proyecto humano.
“.... De esta forma se trata más lo particular y específico que lo colectivo y estadístico. La narrativa es una forma de escribir la historia pero también está determinada y afectada por el contenido y el método”, dice Patricia Fumero en Historia y Literatura.
Patricia Fumero Vargas
Cuando de novela histórica y valor de la investigación para llevarla a cabo se habla, no debemos obviar que hubo en nuestro país un escritor injustamente olvidado, o al menos ya no tan leído, un escritor que figura escasamente en los libros de literatura hispanoamericana, donde se repiten los nombres de Cortázar, Paz, Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Roa Bastos y García Márquez, es decir, los principales exponentes del boom.
Manuel Mujica Lainez (Buenos Aires, 1910 - Córdoba, 1984), descendiente de un linaje patricio que remonta su apellido a épocas coloniales, accedió a la historia a través de las anécdotas familiares y fue alguien para quien esta ciencia obró como un material literario mucho antes de que se produjera dicho boom de la narrativa histórica.
Alberto Ginastera
Dentro de su producción histórico-literaria podríamos mencionar cronológicamente: Sus libro de cuentos “Aquí vivieron” (1949) donde se narra la historia de una quinta de San Isidro entre 1583 y 1924, consistente en una serie de veintitrés relatos donde el autor nos brinda la biografía imaginaria “de un lugar de los alrededores de Buenos Aires”. Para construirla, ha sumado el conocimiento de nuestro pasado con la poética intuición que exalta su “Canto a Buenos Aires” y con la psicológica penetración de personaje de neto corte porteño.
En 1950 vuelve con “Misteriosa Buenos Aires”, obra que contiene una serie de cuarenta y dos cuentos sobre Buenos Aires y sus personajes que van desde la hambruna y antropofagia en la reciente ciudad fundada por don Pedro Mendoza (1536) hasta la época de la organización nacional. El ciclo termina en 1904 con la historia de la despótica señorona arruinada que representa la caída de las clases aristocráticas. Desfilan en esta obra, basada toda ella en la historia de nuestra patria desde sus raíces coloniales hasta fines del siglo XIX, costumbres, leyendas, hechos históricos, historias de seres humanos con sus virtudes y errores. Es una obra literaria que demuestra un profundo trabajo de investigación y un conocimiento profundo sobre los hechos históricos por parte del autor, combinado con una escritura elegante y rica en léxico y semántica.
“La casa” (1954) es el título de otra novela donde Mujica Lainez, asumiendo la primera persona, cuenta la historia de una vieja mansión señorial construida a fines del siglo XIX, un edificio de la calle Florida. Es este un libro que no puede ser comprendido cabalmente fuera del contexto histórico-político en el cual fue escrito, es la voz de la propia casa, lacerada por la demolición, jalonada por hechos sociales y políticos, quien nos narra su historia, entretejida con las voces de aquellos que la han habitado y las de los objetos que la pueblan.
Hubo en Mujica Lainez también un interés por el período medieval europeo reflejado en obras como “El unicornio” donde la protagonista es el hada Melusina, personaje de una antigua mitología europea, víctima de una maldición por la que, todos los sábados, adopta cuerpo de serpiente y alas de murciélago. Testigo de los avatares de la época de las Cruzadas, el hada sigue las peripecias de su prole de Lusignan hasta la toma de Jerusalén por Saladino. Como vemos también aquí, haciendo uso de un anticipado realismo mágico, aparece la historia real.
Pero podemos decir sin lugar a dudas que el ciclo de narraciones en el género de la novela histórica erudita de Mujica Lainez culmina con éxito en “Bomarzo”.
“Bomarzo” es una historia situada en el Renacimiento italiano narrada por un muerto, Pier Francesco Orsini, un noble jorobado que dio nombre a los famosos y extravagantes jardines italianos de Bomarzo. A través de esta novela se asiste a la coronación de Carlos I de España, a la batalla de Lepanto, pasando por lo poco edificante de las costumbres de papas y personajes de la época y los crímenes de intriga palaciega.
Honoré de Balzac
La obra dio argumento a una ópera homónima cuya música pertenece al maestro Alberto Ginastera, con libreto compuesto por el mismo Mujica Lainez. Se estrenó en Washington en 1967 y fue prohibida por la dictadura militar, por lo que en la Argentina no se estrenó hasta 1972.
Durante un agasajo a Manuel Mujica Lainez, su colega Jorge Luis Borges afirmaba, “una de las misiones del escritor es la de rescatar el pasado”. En efecto, la recuperación del pasado ha sido la mayor preocupación de este prolífico y estudioso escritor argentino.
Rigor, investigación, conocimiento, unidos a un exquisito vocabulario y un insuperable sentido de la estética han legado a la literatura nacional las más bellas páginas descriptivas, a las que suma su aporte la historia de hechos pasados, son premisas que consagran a este gran escritor argentino. Sus obras transparentan el trabajo, el estudio en profundidad y un método riguroso —que incluye el uso de documentación— de los temas tratados.
Podríamos afirmar sin lugar a dudas que en Mujica Lainez se cumple aquello que afirmara Balzac en cuanto a que la novela “es la historia de la intimidad de los pueblos”.

Bibliografía
Genette, Gérard: Fiction et diction. París, Editions du Seuil, 1991, capítulo 1.
Mujica Lainez, Manuel: Aquí vivieron. Buenos Aires, Sudamericana, 1995.
Mujica Lainez, Manuel: Bomarzo. Buenos Aires, Sudamericana, Colección Grandes Novelistas, 1962.
Mujica Lainez, Manuel: La casa. Buenos Aires, Sudamericana, 1975.
Mujica Lainez, Manuel: El unicornio.  Buenos Aires, Sudamericana, 1969
Mujica Lainez, Manuel: Bomarzo. Buenos Aires, Sudamericana, Buenos Aires, 1979.
Vázquez, María Esther: El Mundo de Mujica Lainez. Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1983.
Stone, Lawrence: The Revival of Narrative: Reflections on a New Old History. Oxford University Press, 1979.
White, Hayden V.: The Content of the Form: Narrative Discourse and Historical Representation. Baltimore, John Hopkins University Press, 1987, IX.

Currículo de María Amelia Díaz en Realidades y Ficciones - Revista Literaria Nº 15:



PUBLICAR PARA EL PÚBLICO
Jorge Alberto Collao Galleguillos ©

El último atrevimiento iconoclasta que impulsó a los jóvenes escritores chilenos en un ataque desenfrenado en busca de público, creo que fue aquella tensión Bayly-Fuguet con el desenfadado MacOndo (1996), aunque podrá discutirse si el atrevimiento superó a la literatura. O venía ya desde antes con los exitosos escarceos entre la literatura y el cine con importantes autores chilenos (La muerte y la Doncella, 1994; La Casa de los Espíritus, 1993; De Amor y de Sombra, 1994). O Machuca, 2004 (Brodsky-Wood) y en fin, abriendo posibilidades a las exitosas rupturas del encasillamiento de géneros y escuelas, para ir en busca del público masivo. Aderezado también más tarde por el enorme éxito mundial de novelas llevadas al cine como El Señor de los Anillos (estrenada en 2002 como superproducción) o Harry Potter (estrenada 2001), sin duda contribuyeron a crear un clima de posibilidades en el siempre inconforme gueto de creadores locales, apiñados entre Santiago y Valparaíso. Y mientras la élite de literatos chilenos andaba a los codazos disputándose el Premio Nacional de Literatura —con polémicas aún no acabadas— Baradit obtenía el premio con Ygdrasil en 2005 (Premiado en España en 2006) y Marcelo Novoa lanzaba la antología en 2006 titulada Años Luz, y Francisco Ortega, que con Logia (2014), se convertía en superventas dividiendo en dos este panorama mezquino y violento de la literatura chilena que Brodsky describiera en Veneno, pero demostrando también que un grupo de autores podía romper la norma y pasar directamente al público, sin la venia ni de las editoriales ni de grupos sacrosantos. Así y todo, avalados por el enorme empuje de las editoriales independientes, cada vez más profesionalizadas, y un grupo de autores novedosos, entretenidos y accesibles —al menos en cuanto al lenguaje de los nuevos medios se refiere, en las nuevas generaciones— comenzaron desde cero, a ganarse un lugar casi de golpe (Meier, Baradit, Ortega, Muñoz Valenzuela, Bisama, Amira, Zambra, etc.), demostrando que es una absoluta estupidez encasillarse en un género, temática o soporte, pasando desde el realismo psicológico, a la ciencia ficción, la novela histórica, el steampunk, el cyberpunk, el space opera, la fantasía o la novela gráfica, y sirviendo de inspiración a la eclosión de dos editoriales especializadas como son Puerto de Escape, liderada por Marcelo Novoa, y Austrobórea, bajo la dirección de Aldo Astete. Así, toda una nueva horneada de autores al alero de estas editoriales (Rosselot, Muñoz Kaiser, Hatanatsuki, Deb, Hanning, Dracon, Briceño, Flores Fica, Torres Salazar, Madariaga, Cortez, Bertelsen, Núñez Torres, Tejada Urbina, M.L. Sandoval, Bustos Ponce, Collao, J.P. Coudeu, Evans, Riedeman, Vargas Aguilera, Trabucco, Adam & Sven Schott, Salem Gesell, Páez, Espinoza Bardi, el mismo Astete, en fin, varios más que inexcusablemente se me pudieran escapar), han creado por lo menos, una densidad de textos que están produciendo un fenómeno a mi parecer nuevo y muy interesante, en un país que grava al libro con un impuesto que se empina cercano al 20%, logrando que por vías inesperadas, nuevas generaciones se acerquen al fenómeno del libro mediado por la gráfica, el comics, el cosplayer, las comi-con, la perfomance, de la mano de fanzines, blogs, facebuqueo, donde se cuelan por cualquier intersticio de la actual y compleja sociedad chilena, en la búsqueda de nuevas formas de dialogo con el público, pero si pudiese adolecer este fenómeno de madurez literaria —si se quiere— no se queda atrás en la manera de entender y generar industria, a contrapelo incluso de las instituciones que dicen apoyar estos esfuerzos.
No sé ni tengo suficiente información de lo que ocurre en otras latitudes cercanas. Argentina parece ser un fenómeno bastante similar, y nos han llegado noticias también de Perú, Bolivia, Uruguay, Paragua, Ecuador… de esa búsqueda de todos estos desprejuiciados autores ingeniándoselas creativamente para acercarse a un público cada vez más hastiado de los mass media, más empoderados de sus posibilidades con las nuevas tecnologías, cada vez más dispuestos a probar y experimentar. A lo menos en Chile, el fenómeno que parecía circunscrito a los centros culturales tradicionales —léase La Capital y la Quinta Región— se va ampliando casi como una conspiración.
Así, a esto que llamo densidad de autores, se suma la profesionalización cada vez más patente de las pequeñas editoriales independientes, de los derechos y deberes de los autores —interesante es el proyecto Tinta Negra en este sentido— y tratando de resolver ahora lo que podría ser el tercer gran escollo de la triada autor-editorial-distribución, antes de llegar plenamente a enormes públicos no lectores, que es, precisamente, más y mejores canales de distribución, más allá de las cadenas de librerías tradicionales. Las ferias de fanzines, las ferias del libro de editoriales independientes, los lanzamientos imbuidos en cosplay y perfomances, etc., intentan resolver este último escollo, para que se pueda hablar propiamente tal de industria, aunque sea primigenia, aunque sea básica, pero industria al fin. Y sabemos, finalmente, que será el público quien decidirá, y en buena hora, a sus autores, y no la crítica elitizada ni las cofradías de poder, grandes y pequeñas, quienes decidirán el panorama literario en este futuro cercano, agobiado ya por la pobredumbre mezquina del poder, y la chatez mediocre de los grandes medios de comunicación.
La Serena, Chile, día de San Rubén, 2016.

Currículo de Jorge Alberto Collao Galleguillos en Realidades y Ficciones - Revista Literaria Nº 27: http://revista-realidades-y-ficciones.blogspot.com.ar/2016/12/realidades-y-ficciones-revista.html



JOSÉ GAOS: PASAJERO EN TIERRA
Alberto Espinosa Orozco ©

I. PREÁMBULO
La obra de José Gaos se eleva al borde de nuestro horizonte como una montaña soleada y como un recuerdo de las alturas a las que llegó nuestra tradición filosófica en una época, a la que hoy día ni siquiera podemos atrevernos a aspirar. [1] Por su conocimiento enciclopédico de la historia de la filosofía, por su originalidad y autenticidad creadora, por su reiterado e incansable aliento de ir a la médula, a la esencia misma del filosofar, José Gaos representa la imagen misma de lo insólito, de lo extraordinario, de lo escaso, de lo que no se da. Aún menos en nuestro medio filosóficamente adolescente: al hombre de pensamiento puro empeñado en la extraña tarea vocacional de construir un sistema, una casa al ser, de edificar la arquitectura de la totalidad dando una solución antropológica al problema cardinal de la Filosofía: la infinita bóveda de la Metafísica. Quiero decir que representa la asombrosa imagen del filósofo auténtico: vasto, complejo, profundo, coherente e... inactual, que lentamente madura una idea del mundo habitable por ese extraño ser histórico que es el hombre. Realizando, a la vez, la entelequia de la palabra, de la expresión verbal, de la esencia humana, a través de una biografía personal y de una circunstancia (de un carácter y de una cultura), al dar razón de ser, describiendo, analizando y explicando el dilatado imperio de lo que hay, hasta llegar a la semilla y suelo fértil, al a priori mismo del ser humano y de su constitutiva sed de trascendencia.
José Gaos
José María Enrique Esteban Gaos y González Pola nació en Gijón, España, un 26 de diciembre del año 1900 a las tres de la tarde; el lugar, un primer piso de la calle de San Antonio, número 13, en cuyo bajo, detalle acaso surrealista, había una paragüería. Murió el 10 de junio de 1969 a las siete de la noche, a los 68 años de edad, en El Colegio de México, presidiendo el examen del último de sus doctorados. Entre las dos abstractas fechas y las mínimas circunstancias emblemáticas, se desarrolló el círculo existencial de un hombre singular, que tuvo, nada menos, la capacidad de expresión del mundo mediante la creación de una filosofía determinante. Lo contrario, pues, al caos; pues mundo significa primariamente limpieza, orden, belleza, organización, jerarquía. Garbanzo de a libra no dado a cada época, ni siquiera a cada cultura. En los albores del centenario de su nacimiento se vuelve imperativo volver a las aguas del manantial más claro de nuestra tradición filosófica y empaparnos, otra vez, con las aguas cristalinas del origen.
Gaos escribió una filosofía personal que es también un sistema. Quiero decir que se trata de un dilatado programa filosófico parcialmente realizado y abierto constitutivamente a su reelaboración —pues la historia de la filosofía es, como actitud sistemática, una reiteración ab initio de... lo mismo en el fondo; un perpetuo proyecto de reconstrucción, reiterada constantemente por autoconcepción; tarea de interpretar, de conformidad consigo mismo, toda la filosofía. Tal es su esencia o naturaleza histórica inalienable. Lo cual entraña estar proyectada siempre al futuro, como un horizonte de sentido, como un “más allá”, donde operar la reconstrucción ab integrum del ser humano o de la esencia de las personalidades —como una “promesa”, pues, de sistema.

II. ANTECEDENTES DEL SISTEMA
Georg W.F. Hegel
La obra presistemática de José Gaos, ciertamente distraída en el historicismo, no es sino la suma de rodeos sucesivos para centrar y aclarar su postura, su actitud filosófica. Desde su tesis de doctorado en 1928 (La crítica del psicologismo en Husserl), replanteó el problema de la filosofía actual: la adjudicación del ser absoluto al ser ideal (Hegel), al ser de la conciencia pura (Husserl) o al ser de nuestra vida humana (Ortega). El punto de partida del filosofar, la realidad absolutamente indubitable, no puede ser el cogito de la duda metódica, ni la “conciencia pura” de la reducción trascendental (contrasentido del dato buscado), sino lo que se encuentra el filósofo antes de toda búsqueda, lo estrictamente dado: él mismo en su situación de querer partir hacia donde sea, la concreción del filósofo aquí y ahora conviviente con sus prójimos, que es la realidad radical de “nuestra vida” (no un hecho objetivo, como la vida de una especie, sino el hecho de vivirla en convivencia, como propia y como limitada por dentro o absoluta). El mismo Husserl había hablado de una “postura personalista”, divergente de la “postura (Einstellung) natural” del hombre de ciencia ante el mundo físico: aquella en que se recupera al mundo revestido de valores y de sentido. Es el mundo realmente presente, el mundo tal y como es vivido directamente, constituido por personas y objetos términos de nuestros deseos, emociones y afectos, actitudes, fines, normas e ideales. [2]
Edmund Husserl
Así, la filosofía de Gaos empezó a consolidarse dentro del marco de la corriente personalista, de la filosofía de la persona (“personismo”). Esta filosofía concibe la realidad constituida principalmente por personas, reconociendo en sus valores los valores más altos, y en el valor de la persona el Sumo Bien. La persona sería, justamente, la perfección de la individuación. Contra la tradición histórica de la filosofía, que concibe al hombre como un ente encerrado en sí, el personismo desarrolló la idea contraria, tomando como tema central la intencionalidad: el hombre como un ente constitutivamente abierto, primariamente ya en relación con los demás, siendo lo dado la convivencia de entes distintos. El “personismo” gaosiano profesó también la existencia del mundo ideal y de los valores (distintos del mundo material y psíquico) como aparte de cada una de las personas, pero como solidarios del concreto de estas —simpatizando con el objetivismo social de los valores de Caso. Esta orientación, en efecto, ve en el hombre y lo humano algo irreductible a la naturaleza y lo natural —”antinaturalismo” común a las filosofías de la vida, existencialistas e historicistas. Antitéticamente a una filosofía de la Idea (Hegel), el realismo de la filosofía de la persona desemboca naturalmente en la concepción de las filosofías como personales (en última instancia como confesiones o autobiografías intelectuales), pues es la persona el factor decisivo de la historia de la filosofía.
José Ortega y Gasset
En cuanto filósofo de la filosofía consciente de sí, Gaos empezó a profundizar en una filosofía de la personalidad filosófica, caracterizándola por su afán de trascendencia y de personalidad individual absoluta —siendo la historia de la filosofía, y la historia en general, el fenómeno de una metafísica personal. Gaos fue el primero entre nosotros en tener plena conciencia de que la filosofía había llegado a un punto histórico en la que tenía que dar razón de sí misma. El problemático supuesto filosófico de la universalidad, de la unidad de la realidad universal, contrastante con el hecho histórico de la pluralidad de las filosofías, es compuesto por Gaos en una visión de la realidad tan plural como singular, donde la unidad lo es justamente de una pluralidad —pues las personas somos en plural (con elementos comunes y relaciones esenciales que nos unen). La realidad es, a la vez, una y plural, sin contrasentido: pluralidad de realidades al ser para cada uno, unidad de esa pluralidad al ser de nosotros. Realidad plural, pues, que ha de contar con filosofías o cuerpos de pensamiento... plurales, para ser conformes con ella, siendo la verdad plural e histórica o temporal —conforme con la realidad de su tiempo y la pluralidad de las personas. [3]
El “historicismo-filosófico” gaosiano es una filosofía más, consistente en el desarrollo del “sentido histórico”: es la profundización de la sensibilidad y perspicacia para comprender lo idéntico o semejante de la visión de un filósofo respecto a otras filosofías, pero también lo peculiar de ella. Su filosofema cardinal: la filosofía debe ser de la circunstancia y toda filosofía ha sido, es y será de la circunstancia. Los temas de los filósofos han sido temas de sus circunstancias y, en este sentido, circunstanciales. Se trata del empeño de ver en las distintas filosofías expresiones de las distintas visiones del mundo, peculiares por obra de la distancia temporal o histórica —pero tomando en cuenta, y radicalmente, otras distancias: especialmente las irreductiblemente personales (por lo que el “historicismo” gaosiano es, más que nada, un “personalismo-historicista”, cercano al “perspectivismo” de su maestro Ortega).
El tan repetido “escepticismo” de Gaos distaba mucho de ser total o extremo. Es cierto que en su “historicismo filosófico” puede encontrarse un ingrediente relativista —concepto intermedio para concluir el escepticismo de su visión historicista. Pero el escepticismo propiamente consiste en la negación total (escepticismo extremo) o parcial (moderado) de la verdad o el conocimiento de las filosofías.
Por lo contrario, el “historicismo” de Gaos, aunque en efecto niega que una filosofía sea verdadera y todas las demás del todo falsas, afirma claramente que todas son verdaderas, aunque solo lo sean en parte: en la parte en que se presentan como verdad personal o “proposición” de la visión del filósofo correspondiente. Simplemente, hecho de experiencia, porque la realidad no se limita a lo idéntico o semejante de las visiones personales, sino que también se integra de lo peculiar de las mismas —dependiendo del lugar histórico y ontológico de las filosofías. Lejos, pues, del escepticismo (parcial o moderado), de ese nómada que aborrece el asentamiento duradero. La posición de Gaos es un peñasco de estabilidad y de quietud sustancial donde salvar en la filosofía y en el “historicismo” la verdad: la conformidad de las proposiciones con la realidad propuesta por ellas. En efecto, Gaos reconoce desde la verdad totalmente intersubjetiva de las ciencias exactas, pasando por la verdad más o menos subjetiva de las ciencias humanas, hasta la verdad personal, puramente subjetiva, de la filosofía —en su región más cordial, la metafísica. Así, la perfección del “historicismo” estriba en el reconocimiento de que entre filósofos no cabe sino el cambio de ideas e impresiones, donde comprensión e incomprensión, acuerdo y desacuerdo serían función de la cercanía o lejanía temporal, mental y cordial de las personalidades. [4]
En congruencia con esa postura, José Gaos adoptó por esos años el ideal filosófico del “liberalismo”. El liberalismo filosófico sostenido por Gaos consistió en señalar concretamente la importancia de la convivencia de las principales direcciones o escuelas de la filosofía dentro de la Facultad —amparándose en la libertad de cátedra como primer principio de la UNAM. Principio y convivencia a que no son afectas y favorables todas las filosofías. Solo le son favorables las filosofías que implican una razón filosófica de antidogmatismo: no solo de negativo respeto para toda divergencia (tolerancia), sino la positiva estimación por la riqueza de la creación, por la diferenciación de las creaturas, y de la que se desprende el imperativo de ayudarse mutuamente las personas individuales y las personalidades colectivas a ser cada una ella misma con toda la posible plenitud. [5]
En suma: rechazo al ideal de la “unidad de la filosofía”, de pensar y ser lo mismo, de la “identificación” filosófica, desechando el principio de la “unidad de la realidad” (parasitado por el gregarismo y la voluntad de poder), y adopción de un querer lo mismo: la plurificación filosófica, donde la voluntad de entenderse permita en cada uno atisbar lo irreductible de cada otro, comprendiendo con ello la pluránime naturaleza humana, el valor de la riqueza del universo y de las personalidades individuales y colectivas, dando lugar a la expansión de la idea de la realidad y del ánimo filosófico —ideal donde radica el progreso histórico y el significado cultural de la filosofía misma.
Sin embargo, Gaos nunca perdió de vista el principio de razón filosófica, el imperativo de dar razón de todo, en especial del hombre, de su naturaleza o esencia, especialmente de las “exclusivas del hombre” —grabadas con un destino histórico. Nunca vio en el hombre un existente meramente de hecho, sin razón de ser, sin sentido, un ser contingente e irracional, sujeto a la facticidad pura, sujeto a la posibilidad de ser de otra manera, de ser otro, de no ser (“existencialismo”). Por el contrario, buscó infatigablemente un tipo de hombre más humano, donde en la dignidad y nobleza de las esencias se revelara la necesidad de ser el mismo, de ser (“esencialismo”). Gaos se confesó repetidamente como un preexistencialista: “No soy un existencialista de hueso colorado” llegó a formular alguna vez irónicamente. Era más bien un “esencialista-existencial”, o un “racionalista-situacional”. Como su maestro Ortega, que se anticipó no solo al existencialismo, sino al estar de vuelta de él (“ni vitalismo, ni racionalismo”), Gaos puso su distancia al existencialismo profesando una doctrina de la naturaleza humana como perpetuo oscilar entre contrarios extremos. El hombre: ser oscilante entre el ser y la nada, entre la esencia y la existencia. [6] En efecto, cada cual va confeccionando en su individual existencia su esencia —en la que circularmente cada cual va decidiendo su existencia. Como buen fenomenólogo, Gaos se dio a la tarea de describir esencias, especialmente la esencia humana —desde su posición histórica personal (de acuerdo a la “momentaneidad” de la filosofía). Pero esta tarea la llevó a cabo a partir de un “eclecticismo” esencialista-existencial, que halla su perfección al concebir al hombre con las dos categorías opuestas y complementarias, en una filosofía del hombre forzosamente esencial-existencial. [7]

III: EL SISTEMA: ESTRUCTURA Y UNIDAD
Martin Heidegger
La obra sistemática de José Gaos, proyectada acaso con toda madurez desde 1954 en su Discurso de filosofía, se consolida objetivamente con De la filosofía. Curso de 1960 (FCE, 1962), cerrándose con Del hombre. Curso de 1965 (FCE, 1970). Se trata del imponente empeño sistemático por dar circularmente razón de la filosofía por el hombre (De la filosofía) y del hombre por la filosofía (Del hombre) —constituyendo así la auténtica, literal y estricta antropología filosófica (o filosofía antropológica de la filosofía). Como ha señalado Fernando Salmerón, no se trata de un sistema en dos partes, sino de una sola unidad con una doble estructura circular. [8] El método circular en filosofía, defendido por su maestro Ortega, tiene para Gaos su ejemplar más eminente en la Fenomenología del espíritu, pero también en la Lógica de Hegel. 
Aristóteles
Sin embargo, en la historia de la filosofía habría cuando menos otros tres antecedentes clásicos: los dos capítulos iniciales de la Metafísica de Aristóteles, que son en el fondo una explicación indicativa del hombre por la filosofía (definición del hombre por el amor a la sabiduría o como el animal filósofo) y de la filosofía por el hombre (los grados del saber, desde la percepción, culminan en el amor a la sabiduría, que es lo distintivo del hombre); la Crítica de la razón pura de Kant, que es una explicación de la Matemática, la Física y la Metafísica por el sujeto, y una explicación del sujeto por las ciencias y la Metafísica; por último El ser y el tiempo de Heidegger, intento frustrado de explicar la Ontología por el hombre explicando el hombre por la Ontología. Por su parte, Gaos encuentra en Fichte el antecedente de la nueva Ontología, unificadora e integrados del sujeto del conocimiento con el sujeto de la moralidad, y quien hace de la filosofía depender del hombre, no en general, sino de ciertos tipos de hombre (“qué clase de filosofía se tiene depende de qué clase de hombre se es”), haciendo inversamente de estos tipos la clave de comprensión de las filosofías (materialismo, idealismo crítico, etc.). [9]
Immanuel Kant
Desde esta perspectiva el sistema de Gaos realiza una “nueva crítica de la razón pura”, cuya posición no solo es “existencialista” por la concepción de la individualidad del sujeto, sino también “rekantiana” por la idea de que la Metafísica (hecha para Kant de una ilusión trascendental de uso regulativo que fuerza al sujeto a un uso tan constitutivo como paradójico) no puede ser ciencia. En efecto, la única filosofía hacedera “a estas alturas de la historia” debe rechazar los sistemas del universo en lo que tienen de metafísico-seudocientíficos, o en cuanto a sus pretensiones de objetividad, pero no en lo que tienen de fenomenología, razones del corazón, ciencia conducente al ideal del “liberalismo filosófico” (única comunión estimada como unanimidad valiosa) y visión metafísica entendida como visión sistemática de conjunto, llevada a cabo por un solo hombre y presentada como “confesión personal” de verdad absolutamente subjetiva.
Johann Gottlieb Fichte
La antropología filosófica se presenta entonces como la única forma de metafísica a la altura de los tiempos, consistente expresamente en la explicación de la metafísica por la constitución del hombre. Se trata de una vuelta peculiar a la metafísica que, por el camino de la fenomenología, intenta, con un especial cuidado “moderno”, no desligar nunca un problema concreto de todos los demás problemas, mostrando en sus implicaciones mutuas que tienen un sentido, dando razón de su sentido metafísico. Se trata, justamente, de la arquitecturación de las “exclusivas del hombre” derivables de su esencia, entendidas como una serie de fenómenos que encuentran copiosamente los unos en los otros su razón de ser (psicológica, sociológica, histórica, etc.). En efecto, la antropología filosófica no es sino la teoría o el desarrollo de la definición de la esencia del “hombre” y de las “exclusivas” derivadas de ella.
De acuerdo con la tradición, el hombre es definido como “animal racional”, donde lo propiamente diferenciante y deslindante de la esencia humana es la razón —que tiene su entelequia en la filosofía. Esto hace de la Antropología Filosófica gaosiana una teoría de la razón —razón que no se da sino como pensamiento de un sujeto expresado verbalmente por esencia a otros sujetos, por lo que hay que anteponer a esa teoría una fenomenología de la expresión verbal —que se completa y extiende hasta la mímica.
Lo que la esencia de la fenomenología de la expresión mímica mostrará es que esta es un órgano articulador de situaciones de convivencia entre sujetos y destinatarios, cuya función es la de comunicarse sus estados de ánimo (emociones y mociones) —primera constitución de la estructura “metafísica” de la realidad. Por su parte, la fenomenología de la expresión verbal (que desarrolla toda una filosofía del lenguaje de la enunciación, exclamación, interrogación, imperativo, y de las expresiones afirmativas y negativas) muestra que estas son órganos articuladores de convivencia de los sujetos con los objetos —por intermedio de los conceptos.
La fenomenología de la expresión verbal, unida a la idea de que la filosofía debe partir de los textos mismos de la disciplina, conduce a una teoría de los objetos (surgida a partir de la clasificación de las partes de la oración) y esta a una teoría de los conceptos correspondientes —con lo cual se tiene una primera armazón de los conceptos integrantes del pensamiento discursivo, es decir, de un primer sentido de la razón. La teoría de la razón avanza, a partir de este punto, hacia el orden jerárquico de los conceptos, donde se destacan las categorías como los géneros sumos (trascendentales y “existenciarios” del hombre) —segundo sentido de la razón entendida como facultad de aplicar las categorías. Las categorías de las obras absolutamente culminantes de la historia de la metafísica son, de acuerdo con Gaos, los conceptos de ente, existencia y esencia, sustancia, indefinido e infinito. Con lo que el análisis descubre las categorías negativas, que llevan a entender la razón en un tercer sentido: como la facultad de negar con conceptos. Y aun en un cuarto sentido: como la facultad de concebir lo infinito, o facultad de lo infinito, que es la facultad de concebir a Dios. La definición del hombre por la razón entraña una teoría de la razón crítica, que tiene que examinar los conceptos principales de la historia de la metafísica —explicados en relación con la constitución del hombre.
El análisis riguroso de esos conceptos lleva al punto final de la teoría: dar razón de lo que la fenomenología describe. En efecto, la filosofía consiste en dar razón del ser, dando razón de la existencia de los entes. Así, si la objetivación es la función del concepto, la filosofía puede dar razón de los conceptos positivos por los objetos correspondientes (empirismo y realismo de los conceptos positivos). La existencia se revela por estar presentes los entes ante un sujeto. Pero el punto fundamental de la filosofía es dar razón de la existencia de los entes que no existen siempre o pura y simplemente no existen: es la inexistencia de tales entes lo que mueve a pedir y dar razón de la existencia de sus conceptos; se trata de un problema no de la ontología, sino de la meontología, la cual se revela como la metafísica fundamental. En el otro gozne jerárquico de las categorías lo mismo pasa con el concepto de infinito o de existencia indefinida o infinita —concepto incomprensible que acaso se concibe para eludir la incomprensibilidad del paso o relación entre la inexistencia y la existencia, y entre la existencia y la inexistencia.
Como quiera que sea, los conceptos negativos (inexistencia, nada) no tienen objeto propio, sino que son conceptos con los que concebimos objetos concebidos con otros conceptos como inexistentes. Mientras que el concepto de infinito tiene por objeto propio un objeto concebido como no pudiendo ser objeto de experiencia posible (como en general los conceptos de objetos metafísicos). La teoría radical de Gaos estriba en considerar que los conceptos negativos en general y los objetos metafísicos en general, no pueden tener su origen o fundamento (su razón de ser) en la presencia o presentación de estos objetos en la experiencia, por lo que deben tener su origen y fundamento (su razón de ser) en los motivos íntimos del sujeto humano que los piensa, es decir, en la constitución moral del sujeto. La constitución del sujeto que mueve a pensar tales conceptos, no es la racional o intelectual, sino su naturaleza irracional afectiva y activa (idealismo emocional y mocional de los conceptos negativos y metafísicos).
Gaos plantea la génesis erótica y misológica de los conceptos de infinitud e inexistencia. En efecto, el amor motiva la volición de la satisfacción, del bien de lo amado —que es aquella persona en cuyas satisfacciones están las propias. Cuando el amor es suficientemente intenso motiva la volición de la felicidad infinita —volición que requiere pensar el concepto de infinitud... de la felicidad o estado de satisfacción infinita de lo amado, tanto entitativa como existencialmente. Por su parte la negación no es simplemente una forma de contemplación, sino una actitud, en el sentido de una conducta práctica, un acto negativo de la voluntad. En su extremo de rencor o resentimiento el sentimiento de odio motiva la volición de insatisfacción, del mal de lo odiado (aquella persona en cuyas satisfacciones están las propias insatisfacciones, o en cuyas insatisfacciones están las propias satisfacciones). Cuando es lo suficientemente fuerte motiva la volición de infelicidad absoluta, de aniquilación de lo odiado, aunque sea solo in mente —lo que requiere pensar el concepto de inexistencia de lo odiado.
Así, la volición de la existencia del Bien infinito estará motivada por el amor a los existentes, que mueve a querer el bien infinito de ellos, pudiendo concebir a Dios. Por el contrario, la volición de la existencia del Mal (de la inexistencia de Dios) estaría motivada por el odio a los existentes, que mueve a querer la inexistencia de ellos, pudiendo concebir la Nada. En conclusión: si no fuésemos los sujetos de amor y de odio que somos (de satisfacción e insatisfacción, de bien y mal que somos), jamás hubiésemos concebido las categorías cardinales de la razón pura, ni seríamos los seres racionales, puros y prácticos, que somos. Pero el antinomismo del amor y el odio (del bien y el mal) es un hecho radical, un fenómeno último del que ya no se encuentra razón que dar. El vivir como bienes o males la existencia o inexistencia de unos u otros entes, y radicalmente del propio, o el vivirlo todo bajo la forma de irracionales motivos de preferencia, de amor u odio a la presencia o ausencia de unos u otros entes, constituye la forma a priori, el humus fundamental, el suelo irreductible del hombre.
El sistema gaosiano es el de un irracionalismo antinómico entre realismo e idealismo. Su núcleo: la consideración de que la filosofía, en tanto sistema del pensamiento, es el ápice de la razón humana... pero la razón estaría motivada por lo irracional del hombre. En efecto, la filosofía no se profesa, o se deja de profesar, sino por motivos irracionales. Gaos sostiene una idea de la filosofía cuya más honda raíz radica en la idea de que la metafísica, entendida como concepción del mundo, se halla enlazada y fundamentada con los conceptos clave de la vida moral. En efecto, dependiendo de la idea que nos hagamos del mundo, nuestro comportamiento en la vida —y acaso, conversamente, dependiendo de nuestra posición moral en la vida, nuestra concepción del mundo. Así, la filosofía de Gaos toma la forma metódica y sistemática requerida por una verdadera filosofía, asumiendo la tesis de la subjetividad de toda filosofía —tesis que pretende ser objetiva.
Esta filosofía tiene la grandeza y las implicaciones comparables solo a las más imponentes arquitecturas metafísicas sistemáticas, a las más conspicuas “fábricas del mundo”, como las de Aristóteles, Tomás de Aquino, Kant o Hegel —y es incomparable con los esfuerzos de la filosofía actual que, por su ambición de ser científica, de ser humildemente solo ciencia, o no ofrece una “promesa” de sistema, disolviendo a la filosofía en las disciplinas particulares, o la ofrece de modo equívoco (inconsciente) o vergonzante. La filosofía gaosiana puede leerse, en efecto, como una nueva crítica de la razón pura donde, a partir de principios, se intenta decidir la posibilidad o imposibilidad de una metafísica general, señalando las fuentes como la extensión y los límites de la misma. Crítica, pues, que desemboca en una filosofía de la negación, en una filosofía de la religión y en una metafísica —de verdad personal. La posición de Gaos en su sistema es consecuencia y expresión de reconocer fundamentalmente a la filosofía todo lo que tiene de idea o visión personal del mundo, de confesión personal, dimanante de la realidad radical de la persona y de la personalidad del filósofo —conforme con una realidad objetiva que... incluye al sujeto.
Por otra parte, el motor de la filosofía estaría cifrado así en la compleja actitud sentimiental de la soberbia, que es una pasión contradictoria: por un lado, visión total del universo, por el otro, exclusivismo de esa visión.
También anhelo de una personalidad absoluta —con paradójica tendencia de renuncia a ella. La magna visión gaosiana de la filosofía (filosofía de la filosofía) no puede menos que ingerir en su momento una sociología del saber filosófico y una antropología caracteriológica que devela una “metafísica personal”: la del filósofo como el extremo de la humanidad en que este pone a prueba el afán de trascendencia, de superhumanidad (y de superhombría), en algún sentido de deificación. Prueba que, al someterlo a los ácidos corrosivos de su limitación, al fuego combustible de su finitud, lo hace retroceder, fijándolo a un centro más estable de la persona —proporcionando su “ensayo” una experiencia regulativa de la humanidad.
Heredero de una casa de acreditada alcurnia, la concepción metafísica de Gaos implica algo que aterra al pseudoindividuo socializado de la modernidad: el abandono de una verdad universal (apelmazadora de masas), que arroja a la verdad personal, a la soledad ontológica, y que obliga a hacerse responsable de sí, por sí solo, ante el misterio del universo. [10]

Notas
[1] La mayor parte de la obra que dejó Gaos, inédita a su muerte, está publicándose en la colección de sus Obras Completas por la UNAM. Entre otros libros y múltiples notas, aforismos, fenomenologías, cartas, etc. por darse a la estampa, habría que destacar su Tratado de meontología, la Metafísica de nuestra vida, El siglo del esplendor en México, Jornadas filosóficas, las Lecciones de metafísica (perdido), un libro sobre Las relaciones de 1968, diversos ensayos circunstanciales y doctrinales (como la Prosopopeya del filósofo), así como sus copiosas Monadologías y Reflexiones de fin de año. Hay que señalar, empero, que otros de sus manuscritos han sido dispersados o destruidos por manos réprobas.
[2] Luis Villoro: El valor y el poder. México, FCE, 1998.
[3] José Gaos: La filosofía actual y el personismo” (1940), en “Filosofía de la filosofía e historia de la filosofía”. Obras Completas, México, UNAM, 1987, volumen Vil.
[4] José Gaos: ¿Es el historicismo relativismo escéptico? (1947), en Discurso de Filosofía, Xalapa, Universidad Veracruzana, 1959.
[5] José Gaos: Los transterrados españoles de la filosofía. Revista Filosofía y Letras Nº 36, octubre-diciembre 1949.
[6] El yerro de considerarlo un existencialista se fraguó a partir de la idea de que quien expone con preferencia e insistencia, con afán de comprensión y justifica una filosofía, la profesa como la verdad. Las filosofías que, por su importancia histórica, Gaos difundió y expuso en la cátedra, en la traducción y en la crítica por escrito, especialmente la de Heidegger, no eran, evidentemente, su filosofía. Véase José Gaos, Los transterrados españoles de la filosofía.
[7] José Gaos: Existencialismo y esencialismo (1943). Obras Completas, México, UNAM, 1987, volumen Vil.
[8] Fernando Salmerón: Introducción a la filosofía de Gaos. Diánoia – Revista de Filosofía, 1990.
[9] José Gaos: Curso de antropología filosófica. Diánoia – Revista de Filosofía, 1958 (también en Discurso de filosofía, Universidad Veracruzana, 1959).
[10] José Gaos: La vida intelectual - El tapiz por el revés (1962), en De antropología e historiografía. Universidad Veracruzana, 1967. págs. 278 y 279.

Currículo de Alberto Espinosa Orozco en Realidades y Ficciones - Revista Literaria Nº 27:



Nuevos colaboradores

JORGE ALBERTO COLLAO GALLEGUILLOS

Nació en La Serena en 1965. Estudió Licenciatura en Educación en Física y Química en la Universidad de La Serena, y Análisis Químico Industrial en la Corporación Santo Tomas, La Serena. Actualmente se desempeña como Administrador de Contrato para Empresa Alfred H. Knight Chile Ltda., para TECK CDA. Ha obtenido los premios Concurso de Poesía Interliceos, Concurso Nacional Silvia Villaflor Rivera de la SECh IV Región, Concurso DDHH IV Capitulo en poesía y Cuento, Primer Lugar Concurso Nacional Festival Todas Las Artes en Poesía, Concurso Gobernación Marítima de Los Vilos, Concurso Poesía Corporación Santo Tomas. Además, parte de su obra poética fue Publicada en la Antología “Cuatro Poetas y sus Libros” en 1999 por el Fondo de La Lectura y el Libro. Es miembro de la red Poetas del Mundo, y de REMES. En 2014 lanza su primera novela de especulación científica “Aunque tal vez solo seamos los dioses de las hormigas” a través de la Editorial especializada Puerto de Escape, con lanzamientos en la Biblioteca de Santiago, Castillo Wulff en Viña del Mar, y Edificio de recepción de Cruceros en Coquimbo, además de participar en coloquios, presentaciones, y charlas en La Casa de la Cultura de España en Santiago, La Feria del libro de Coquimbo 2015, y la XXX Feria del Libro de la Serena 2015. Asimismo, ha escrito ensayo y critica para las revistas Escarnio, Critica.cl, El Hablador (Perú), Poemas y Relatos, Cinosargo, Añañuca, El Mundo al Instinto, etc. Poeta, dibujante, dibujante de historietas, ha escrito cuentos, microcuentos, cuento breve, ensayo y crítica, reseña de libros, que ha publicado esporádicamente a través de la red en distintas iniciativas de difusión cultural.



ALBERTO ESPINOSA OROZCO

Nació en Mérida y reside en Victoria (Estado de Durango), México. Ensayista y poeta. Docente. Estudió Maestría en Ética en la Universidad Nacional Autónoma de México (USAM) y en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”. Profesor de artes plásticas. Coordinador general en Terranova Durango. Obtuvo el segundo puesto y mención especial en el III Concurso de Poesía de El Boulevard Encantado (2014), en México. Colabora en diversos medios literarios.



REALIDADES Y FICCIONES
—Revista Literaria—
Nº 27 — Diciembre de 2016 — Año VII
ISSN 2250-4281
Exp. 5316576 del 20/10/2016, Dirección Nacional del Derecho de Autor / República Argentina.

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"Realidades y Ficciones"
Mónica Villarreal (2014)
acrílico y óleo sobre
papel-lienzo, 30 cm x 30 cm


  



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